La contrapartida celestial de Enoc y Jacob

En el apócrifo eslavo La escalera de Jacob el rostro abrasador que encuentra Jacob en el Trono de Dios representa la gloria de Dios y la contraparte celestial del patriarca. Las tradiciones que versan sobre la imagen celestial de Jacob están presentes en varios textos, destacando el Targum Pseudo-Jonathan y el Targum Neofiti. Lo distintivo de estos textos es, de nuevo, el afirmar la contraparte divina de Jacob grabada en el Trono de Gloria de Dios. Así, se le asocia a Jacob con la Gloria de Dios al modo de otros heroes como Enoc. En el 2Enoc el rostro de Dios juega un rol importante en la descripción de la contraparte celestial del heroe. En 2Enoc 39, 3-6 el patriarca le narra a sus hijos su encuentro con el rostro de Dios en los siguientes términos: Vosotros, mis hijos, hais visto my rostro, un rostro humano creado al igual que el de vosotros; yo soy, sin embargo, aquel que ha visto el rostro del Señor, como el acero hirviendo por el fuego y emitiendo rayos. Mirad fijamente a mis ojos, yo soy un ser humano creado tal como vosotros lo sois; sin embargo, yo he mirado atentamente los ojos del Señor como rayos del esplendoroso sol que aterrorizan los ojos del ser humano. Vosotros, mis hijos, veis mi mano derecha que os saluda, un ser humano creado de manera identica que vosotros; sin embargo yo he visto la mano derecha del Señor, que repleta todo el cielo, saludándome. Vosotros hais visto la extensión de mi cuerpo, la misma que la del vuestro; sin embargo, yo he visto la extención del cuerpo del Señor, sin medida ni analogía, quien no tiene fin. El contraste ente las dos identidades del visionario, aquel ser humano creado igual que vosotros y aquel que ha visto el rostro de Dios, implica dos modos de existencias paralelas y muy distintas. La previa transformación de Enoc en uno de los gloriosos (ángel) y su iniciación en el Sar ha-Panim en 2Enoc 22,7 subrayan el punto de la contrapartida celestial. Algo similar con lo que sucede en el 1Enoc en relación con el Hijo del Hombre (71). Tanto en 1Enoc 71, 3-5 como en 2Enoc 22,6, Enoc es conducido al Trono por el arcangel Miguel; la angeología de 1-2 Enoc como La escalera de Jacob incluyen tres clases de ángeles: ophanim, querubim y serafafin; en los dos relatos enóquicos se habla de la transformación del visionario; en ambos casos ésta sucede frente a la abrazadora estructura; en ambos casos la transformación del visionario ocurre en el contexto de la liturgia celestial (2 En. 21,1-22.10; 1 En. 71,11-12), lo mismo que en La escalera de Jacob 2,15-18; en los dos relatos enóquicos el heroce cae rostro en tierra delante del Trono; la manera en la que Enoc es saludado cerca del Trono de Gloria en 1Enoc 71, 14-17 evoca 2Enoc 22,5-6; en los dos relatos se le informa a Enoc sobre su estatus eterno. Estas semejanzas entre los dos relatos enóquicos son un contexto adecuado para entender la contrapartida de Jacob en el cielo y su ascensión a las alturas. Para más detalles: The Glorified Jacob-IsraelFrom Apocalypticism to Merkabah Mysticism: Studies in the Slavonic Pseudepigrapha (Supplements to the Journal for the Study of Judaism, 114; Leiden: Brill, 2007

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