Jesús y el fariseísmo sobre el mandamiento más importante y otros


Jesús resume la Torá a través de una máxima: Traten a los demás como quieren que los demás los traten. En esto consiste la ley y los profetas (Mt 7,12). Hillel el viejo también había propuesto un principio general parecido: Lo que es desagradable para ti, no lo hagas a tu prójimo, esta es toda la Ley, el resto sólo son deducciones.  Tanto Jesús como Hillel vieron a la regla de oro como un sumario de la Ley de Moisés. Esto venía de Lv 19,18 donde leemos que debes amar a tu prójimo como a ti mismo. En el tiempo de Jesús, entonces, varios rabinos entendían este versículo como el mandamiento más importante. En este mandamiento llama la atención el como a ti mismo. En hebreo esta frase se podría traducir también como si fueses tu mismo. En este sentido se podría traducir Lv 19,18 como Ama a tu prójimo porque él es como tu mismo. R. Hanina que vivió aproximadamente una generación después de Jesús  comentaba respecto a este mandamiento que es un dicho sobre el cual todo el mundo se sostiene, una declaración poderosa desde el Sinaí. Si tú odias a tu vecino cuyas acciones son tan malvadas como las tuyas propias, Yo, el Señor, voy a castigarte como tu Juez; pero si tú amas a tu prójimo cuyas acciones son tan buenas como las tuyas, Yo, el Señor, te voy a ser fiel y tendré misericordia contigo (Avot de R. Nathan Ver.B. p. 53). Por otra parte, Jesús también resumía la ley diciendo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el precepto más importante; pero el segundo es equivalente: Amarás al prójimo como a ti mismo (Mt 22, 35-40). Aquí Jesús se está haciendo eco de alguna tradición más antigua siguiendo el principio de algunas escribas que sabrían distinguir entre lo nuevo y lo viejo para resguardar lo mejor de ambos (Mt. 13, 52). En este sentido, la primera parte de esta sentencia, el amor de Dios, estaba en armonía con el espíritu del fariseísmo contemporáneo (Mt. Avot 1,3). De hecho, y de acuerdo a la versión de Mc y Lc, los escribas estarían de acuerdo con la proposición de Jesús. Pero Jesús también estaría de acuerdo con otros principios generales predicados por los fariseos que suelen ser mucho más estrictos. De acuerdo a B.Bava Mesia 58.b (aunque posterior) tres clases de pecadores están condenados al infierno: el adúltero, el que expone a su prójimo públicamente a la vergüenza, y el que insulta a su prójimo. Jesús también estaría de acuerdo con esto al decir:  Pues yo les digo que todo el que se enoje contra su hermano responderá ante el tribunal. Quien llame a su hermano imbécil responderá ante el Consejo. Quien lo llame renegado incurrirá en la pena del infierno de fuego (Mt 5,22).  Luego Jesús continúa advirtiendo: Si tu ojo derecho te lleva a pecar, sácatelo y tíralo lejos de ti. Más te vale perder una parte de tu cuerpo que ser arrojado entero al infierno. Y si tu mano derecha te lleva a pecar, córtatela y tírala lejos de ti. Más te vale perder una parte de tu cuerpo que terminar entero en el infierno (Mt 5, 29-30). Este es el uso de un lenguaje extremo para defender la Torá, como decían los rabinos, vuela de lo que es malo y de lo que parece malo. En el mismo sentido Jesús acusa que aquellos que miran a una mujer con lasciva ha cometido adulterio en su corazón. De hecho hay una posición rabínica que dice que adulterar en hebreo tiene cuatro letras porque se puede cometer adulterio con la mano, el pie, el ojo y el corazón (Midrás Hagadol de Ex 20,14). En otras palabras, y tal como hemos vistos en otras entradas, Jesús guarda la observancia de los mandamientos más pequeños. Para más detalles: Jesus, David Flusser, Posición 1506-1604

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